Varios países ya se han comprometido a alcanzar las emisiones netas cero, pero sigue existiendo una brecha entre la teoría y la acción. Esta brecha debe cerrarse si los países quieren tener la oportunidad de llegar a cero emisiones netas en 2050 y cumplir el objetivo de temperatura a largo plazo del Acuerdo de París. El sector energético es la principal fuente de emisiones mundiales y la clave para evitar los peores efectos del cambio climático.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), lo que el mundo necesita realmente es un cambio radical hacia las energías renovables para alcanzar las emisiones netas cero en 2050 y asegurar el objetivo de 1,5C. Esto significa que las energías renovables deberían superar al carbón en 2026 y cubrir dos tercios del suministro mundial de energía y casi 90% de generación de electricidad en 2050.
Según su último informe, hay siete pilares clave de la descarbonización: eficiencia energética, cambios de comportamiento, electrificación, energías renovables, hidrógeno y combustibles derivados del hidrógeno, bioenergía y captura y almacenamiento de carbono. Estos pilares son también los hitos de actuación para varios sectores, especialmente el energético.
Además, para alcanzar las emisiones netas cero en 2050, la inversión anual en energías limpias en todo el mundo tendrá que triplicarse con creces de aquí a 2030, mientras que los esfuerzos de innovación deben tener lugar esta década.
En el marco de la Pacto Verde Europeo, la Comisión propuso elevar el objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 al menos a 55% respecto a 1990. En julio se dará a conocer un importante paquete de políticas de cambio climático para reducir más rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores de la economía.
Las principales empresas europeas de petróleo y gas, que representan aproximadamente 7% del consumo mundial de crudo, ya se han comprometido con los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de la UE y sus ambiciones van muy por delante de las de sus homólogas estadounidenses. Por ejemplo, Eni se comprometió a reducir sus emisiones absolutas de todos los productos que vende en 80% y a reducir su producción de petróleo a partir de 2025. Por su parte, BP pretende reducir a la mitad la densidad de carbono de toda la energía que comercializa de aquí a 2050.
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