Panorama general
El transporte marítimo es un componente fundamental de la economía mundial, ya que facilita 90% del comercio mundial. A medida que la Unión Europea (UE) intensifica sus esfuerzos para combatir el cambio climático, ha reconocido la importante contribución del sector marítimo a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Para hacer frente a este problema, la UE está integrando el transporte marítimo en su Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (RCDE), piedra angular de su política climática.
Entender el Régimen Comunitario de Comercio de Derechos de Emisión (RCCDE)
El RCCDE es un sistema de comercio con fijación previa de límites máximos diseñado para reducir las emisiones de GEI mediante el establecimiento de un límite (tope) a la cantidad total de determinados GEI que pueden emitir las instalaciones cubiertas por el sistema. Las empresas reciben o compran derechos de emisión, que pueden intercambiar entre sí según sus necesidades. Cada derecho de emisión da derecho al titular a emitir una tonelada de CO2 o la cantidad equivalente de otro GEI. El límite se va reduciendo con el tiempo, lo que garantiza la disminución de las emisiones totales.
Históricamente, el RCCDE abarcaba sectores como la generación de energía, la industria manufacturera y la aviación. Sin embargo, en julio de 2021, la Comisión Europea propuso ampliar el RCCDE al sector marítimo, lo que supone un cambio significativo. Esta ampliación se ajusta a los ambiciosos objetivos climáticos de la UE en el marco del Pacto Verde Europeo, cuyo objetivo es lograr la neutralidad climática para 2050 y reducir las emisiones de GEI en al menos 55% para 2030 en comparación con los niveles de 1990.
Impacto en el sector marítimo
Cobertura de emisiones
La inclusión del transporte marítimo en el RCCDE abarcará las emisiones de los viajes intracomunitarios, la mitad de las emisiones de los viajes con origen o destino en la UE y las emisiones que se produzcan en los atraques de los puertos de la UE. Este enfoque global garantiza que se aborda una parte significativa de las emisiones marítimas.
Implicaciones económicas
Las compañías navieras tendrán que adquirir los derechos de emisión correspondientes a sus emisiones. Se espera que este requisito cree un incentivo económico para que el sector invierta en tecnologías más limpias y operaciones más eficientes para reducir las emisiones y, en consecuencia, la necesidad de derechos de emisión. Los costes adicionales derivados de la compra de derechos podrán repercutirse en los consumidores, lo que podría afectar al comercio y a los precios de los bienes.
Avances tecnológicos
La presión del RCCDE para reducir las emisiones puede acelerar la adopción de tecnologías innovadoras en el sector marítimo. Esto incluye el desarrollo y uso de combustibles alternativos como el hidrógeno y el amoníaco, medidas de eficiencia energética y la integración de fuentes de energía renovables. Las empresas que inviertan pronto en estas tecnologías pueden obtener una ventaja competitiva.
Retos y críticas del RCCDE en el transporte marítimo
Control y cumplimiento
La aplicación del RCCDE en el sector marítimo plantea importantes retos, sobre todo en lo que respecta al seguimiento y la verificación de las emisiones. El seguimiento preciso de las emisiones de los buques y la garantía del cumplimiento de las normas del sistema requerirán mecanismos sólidos y cooperación internacional.
Desventaja competitiva
Algunas partes interesadas sostienen que la inclusión del transporte marítimo en el RCCDE podría situar a las navieras europeas en desventaja competitiva frente a sus homólogas mundiales. Se teme que pueda provocar una "fuga de carbono", es decir, que las actividades de transporte marítimo se desplacen a regiones con normativas menos estrictas en materia de emisiones.
Complejidades jurídicas y operativas
La naturaleza global del transporte marítimo añade niveles de complejidad jurídica y operativa. La coordinación con organismos internacionales como la Organización Marítima Internacional (OMI) es crucial para alinear los esfuerzos mundiales y evitar conflictos normativos.
La integración del transporte marítimo en el RCCDE representa un paso audaz hacia la consecución de los objetivos climáticos de la UE. Aunque plantea retos y ha suscitado debates entre las partes interesadas, también ofrece oportunidades de innovación y liderazgo en prácticas marítimas sostenibles. Mientras el mundo se enfrenta a la urgencia del cambio climático, la iniciativa de la UE podría sentar un precedente a seguir por otras regiones y sectores, impulsando un cambio global hacia un transporte marítimo más ecológico y sostenible.
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